jueves, 19 de mayo de 2011

ENFERMEDADES


En la actualidad, el tabaco se ha convertido en una causa bastante grave de muerte a nivel mundial, casi tres millones de personas al año mueren en todo el mundo por alguna enfermedad relacionada con su consumo. 
 
El problema se torna cada vez más peligroso, ya que la mayoría de los consumidores son jóvenes y su aumento entre esta población crece cada año. De hecho, los últimos estudios han demostrado que la edad de inicio en el tabaquismo es cada vez más precoz, siendo el 30 % de los fumadores menores de dieciocho años.

El consumo del tabaco conduce a la adicción, ya que el individuo no consigue controlar su impulso de fumar, y si las previsiones siguen así, la Organización Mundial de la Salud calcula que para el año 2030 morirán aproximadamente diez millones de personas por enfermedades causadas por el tabaquismo. En concreto, las patologías relacionadas con este hábito son las de tipo cardiovascular, pulmonar y cancerígenas. Las complicaciones más frecuentemente asociadas son el infarto de miocardio, efisema pulmonar, desnutrición, cáncer de garganta y de pulmón.

Al principio, cuando se empieza a fumar, lo que suele notarse son molestias que se van incrementando con el tiempo, como tos, náuseas e incluso vómitos, pero cuando se continúa con el hábito lo que se experimenta es placer. Como la nicotina produce efectos adictivos en los fumadores que proporcionan efectos al sistema nervioso, a veces calmante y otras estimulante, la dependencia a la nicotina se torna física también (como a cualquier tipo de droga), lo que se manifiesta en un desagradable síndrome de abstinencia si no se toma la dosis habitual. Luego las consecuencias negativas no sólo se dan a nivel físico, sino psicológico, mermando el autocontrol y la independencia de la persona.

Sin embargo, las enfermedades que más siguen preocupando a los fumadores son las de tipo cancerígeno, pues está demostrado que están más expuestos que el resto de la población; donde más casos se dan es en los tejidos que están en contacto directo con el tabaco y sus componentes, es decir, cualquier órgano del tracto respiratorio, como la boca, el esófago, la garganta y los pulmones. Aparte de esto, también causa enfermedades crónicas que pueden conducir a la muerte, como la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar, ya que suelen desembocar en neumonía e insuficiencia cardiaca.

El riesgo de una enfermedad cardiovascular también es alto, ya que la nicotina acelera la presión sanguínea y el ritmo cardiaco. Puede afectar a órganos de otros sistemas, como el digestivo, puesto que retrasa la curación de las úlceras en el estómago, así como provocar cáncer en la vejiga. Junto con otros tratamientos incrementa las posibilidades de enfermedad, es el caso de las mujeres fumadoras mayores de treinta y cinco años que toman la píldora, porque están más expuestas a sufrir abortos espontáneos, partos prematuros y problemas 

A un nivel más estético, aunque igual de molesto, el tabaco provoca halitosis, arrugas, envejecimiento prematuro epidérmico y celular a todos los niveles a causa de una liberación masiva de radicales libres.





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